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Desde 2015 no es deducible fiscalmente en el Impuesto de Sociedades el deterioro de los bienes del inmovilizado material, las inversiones inmobiliarias y las inversiones financieras. Es decir, los del activo fijo.
Sin embargo, existen algunos deterioros, relativos a bienes y derechos del activo circulante que, siempre que estén debidamente justificados y documentados, gozan de deducción fiscal: los créditos, las existencias y los valores negociados.
Veámoslo,
Créditos
Cuando un crédito (principalmente saldos a cobrar de clientes) es impagado a su vencimiento debe ser contabilizado un gasto por deterioro del mismo. Dicho gasto será fiscalmente deducible siempre que a la fecha de cierre del ejercicio se den las siguientes condiciones:
• Que no esté garantizado o sea un crédito a una entidad vinculada.
• Que han transcurrido 6 meses desde la fecha de vencimiento sin haber cobrado.
• Que el deudor sea declarado en concurso de acreedores o procesado por alzamiento de bienes.
• Que se haya interpuesto reclamación judicial.
Además, las Pymes pueden contabilizar y deducir un deterioro adicional del 1% del saldo de clientes no dotado al cierre del ejercicio.
Existencias
Las existencias deben contabilizarse por su valor de adquisición o por su valor neto realizable (el importe esperado de venta), cuando éste es menor.
Pues bien, en caso de tener que ajustar las existencias a ese valor realizable, debe contabilizarse un gasto por deterioro de las mismas que resultará fiscalmente deducible.
Recordemos que el valor neto se calcula diferente para los distintos tipos de existencias de inventario: materias primas, existencias comerciales, productos semiterminados y terminados.
Cartera de negociación
Por último, existe un tipo de valores que cuyo deterioro sí es deducible: el que corresponde a los valores registrados como cartera de negociación (aquellos de los que se posee menos de un 5% y con la intención de venderlos antes de 1 año).
En definitiva, antes de dar por cerrado el ejercicio, conviene dar un repaso a estas partidas analizar si existen deterioros que pueden permitir reducir la factura fiscal.
Ayudo a las empresas a reducir sus impuestos mediante la planificación fiscal.